Por el camino a Comitán, en 2012 . . .

Por el camino a Comitán, en 2012 . . .

Por el camino a Comitán, en 2012 . . .

Por el camino a Comitán, en 2012 . . .

Comitán, Chiapas, en 2012. “No olvide usted, ni por un momento, dos circunstancias: yo era niña y vivía en Comitán, Chis., en pleno siglo XVI.” (p. 50)

El puma en la plaza del Barrio de la Pila, en Comitán.

La Pila, al lado de la plaza. La leyenda es que los primeros pobladores de Comitán encontraron un puma saciendo su sed en el manantial, y decidieron fundar su pueblo en el sitio.

Al ver lo estrecho de las aceras en Comitán, se acuerda de la descripción en los cuentos de Ciudad Real, que el derecho de caminar en ellas era reservado para los ladinos, no para los indígenas.

Fotos y recuerdos en la casa de su amigo, Oscar Bonifaz, en Comitán, Chiapas – el bebé Gabriel con Rosario.

Al llegar a la ciudad San Cristóbal de las Casas, se ven las estatuas de Fray Bartolomé de las Casas y unos indígenas, en 2012. “En 1966, con motivo del cuarto centenario de la muerte de fray Bartolomé de las Casas, unos intelectuales y estudiantes de Chiapas organizaron un simposio sobre la actualidad y vigencia de la doctrina del obispo, quien había tenido la audacia de denunciar los abusos que se cometían en contra de los indígenas en las ‘Indias’.” (p. 112)

Estatuas de indígenas en la entrada a San Cristóbal de las Casas.

Subida a la parte más antigua de San Cristóbal de las Casas.

“La cabaña” en San Cristóbal de las Casas donde Castellanos vivía y trabajaba con los colegas del Instituto Nacional Indigenista durante los años 1955-1957.

Foto de Gertrudis Duby, antropóloga y fotógrafa suisa, en su casa en San Cristóbal de las Casas, ahora convertida en el Centro Cultural Na Bolom. “María se fue a trabajar con Gertrudis Duby, quien no salía de su asombro (y así me lo dijo con reproche) de que después de tantos años de convivencia yo no le hubiera enseñado a María ni a leer bien ni a escribir.” (p. 57)

Mujeres indígenas venden su artesanía en San Cristóbal de las Casas, en 2012. “Las flores se emancipan definitivamente de su raíz gracias a la habilidad de las manos de las bordadoras.” (p. 109)

“Y las madres, ¿qué opinan?”, preguntó Castellanos. (p. 198)

Para bajar de la parte más antigua de San Cristóbal de las Casas.

Una controversia que sobresalió en los ensayos de Castellanos sobre el mundo de las letras fue la que giró en torno al intento de un grupo de profesionales de denunciar al Fondo de Cultura Económica a principios de 1965 por haber publicado Los hijos de Sánchez, obra del antropólogo estadounidense Oscar Lewis. (p. 95)

Monumento a los Caídos en la Plaza de Tlatelolco, erigido en el aniversario de la masacre en 1993, con una estrofa del poema de Castellanos, “Memorial de Tlatelolco”, incorporada. (pp. 134-5) Foto de Juan Manuel Rodríguez Ortega

En el panfleto impreso para un programa a un año de su muerte, el único texto completo que sus amigos decidieron incorporar fue “La abnegación: una virtud loca.” (pp. 217-8)

Una exhibición de sus obras en el Centro Cultural Rosario Castellanos

El Centro Cultural Rosario Castellanos, en Comitán, Chiapas, en 2012